En Guadalajara, la venta de libros apócrifos no es un práctica regular. S. NÚÑEZ
- México encabeza en América Latina la venta de obras apócrifas
La industria editorial tiene pérdidas por más de mil 250 millones de pesos
Además, una investigación del Grupo Interamericano de Editores (GIE) revela que México encabeza la lista entre los países de América Latina, con la más alta circulación de publicaciones piratas. El grupo estima que la venta anual de libros apócrifos en el territorio nacional llega a los 10 millones de ejemplares, por los que los autores dejan de ganar 110 millones de pesos (MDP) cada año.
Un libro pirata es una reproducción no autorizada de una obra protegida por la Ley de Derechos de Autor. Producir, reproducir o distribuir estos productos es un delito castigado con cárcel y con una multa que puede ir desde los 100 mil pesos hasta un millón.
Según algunos puntos sobre la piratería editorial en México, de José Ángel Quintanilla, ex presidente de la Caniem, hace algunos años el tema de la piratería editorial en nuestro país, y en general en América Latina, era más un efecto de la falta de distribución de algunos libros, que de la reproducción casi ilimitada que la tecnología ha puesto al alcance de todos: “Se encontraban, aquí y allá, reproducciones no autorizadas que se producían para ‘no dejar a los alumnos sin los libros, que son imposibles de conseguir’, según la disculpa que se esgrimía, cuando el editor reclamaba sus derechos”.
“Normalmente, se conseguía una compensación económica sin mayores problemas, y el asunto quedaba resuelto. La calidad de la reproducción era baja, y la diferencia con el original era notable, lo que limitaba también su difusión y facilitaba su identificación”.
Con el paso de los años, explica, gracias a los adelantos tecnológicos, así como a la pérdida de empleos en la economía según algunos investigadores, el acceso a máquinas más simples en su operación, pero mucho más capaces en su desempeño, han hecho que la reproducción sea ahora casi “un juego de niños”.
“El problema no sería tan grave si quedara ahí, pero se complica cuando se reconoce que aquellos que reproducen de manera no autorizada los libros, e inclusive revistas de manualidades y otros temas que no son de rápida desactualización, intervienen también en la reproducción de otros productos protegidos por la Ley Federal del Derecho de Autor, como música o películas, y también en aquellos protegidos por la legislación relacionada con marcas y derechos, conformando carteles o mafias difíciles de combatir y que incrementan la inseguridad pública”, aúna José Ángel Quintanilla.
De acuerdo con la Caniem, los libros más reproducidos en forma ilegal son ¿Quién se llevó mi queso?, de Spencer Johnson; Crónicas malditas, de la periodista Olga Wornat; Dios mío, hazme viuda por favor, de la diputada federal Josefina Vázquez Mota; los ocho títulos de la serie Caballo de Troya, del investigador español Juan José Benítez; El caballero de la armadura oxidada, de Robert Fisher; así como los libros de autores como Paulo Coelho, Carlos Cuauhtémoc Sánchez, Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez.
Otros libros que son muy demandados en el mercado ilegal son Ángeles y Demonios y El Código Da Vinci, de Dan Brown; Juan Salvador Gaviota, de Richard Bach; El Principito, del escritor y aviador francés Antoine de Saint-Exupéry; El Diario de Ana Frank, de la autora del mismo nombre; y El llano en llamas, del literato jalisciense Juan Rulfo.
Por otra parte, los libros apócrifos que son más comunes de encontrar durante los decomisos realizados por la Procuraduría General de la República (PGR) son Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus, de John Gray; Harry Potter, de J.K. Rowling; Las crónicas de Narnia, de C.S. Lewis; Dios mío, hazme viuda por favor, de Josefina Vázquez Mota; Quiúbole, de Gaby Vargas y Yordi Rosado; La reina del sur, de Arturo Pérez Reverte; Delirio, de Laura Restrepo; Un grito desesperado, Juventud en éxtasis, Fortaleza digital y Sangre de campeón, de Carlos Cuauhtémoc Sánchez; Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez; Aura, de Carlos Fuentes; Toda Mafalda, de Quino; Las enseñanzas de Don Juan, de Carlos Castaneda; así como El señor de los anillos, de J.R.R. Tolkien.
Descargas ilícitas en Internet
Según el Centro Mexicano de Protección y Fomento de los derechos de Autor (Cempro), la piratería en internet se lleva a cabo de diversas maneras. En una de éstas se utiliza la red como una tienda virtual. El comprador paga en el banco para posteriormente recibir un ejemplar físico que fue reproducido ilegalmente.
Otra forma es a través de un pago de transferencia bancaria, donde el comprador recibe por correo ordinario o paquetería, algún dispositivo (disco compacto, DVD) que contiene la obra almacenada de manera ilegal, o se le hace llegar una clave de acceso que permite entrar a un archivo que contiene el libro digitalizado.
De acuerdo con el Cempro, en México la piratería de libros por internet ha registrado un crecimiento del 20%; de cada 10 libros que se venden en la red, dos son piratas, igual que en la venta regular.
Pocos casos de publicaciones ilegales en Guadalajara
Según Macario, comerciante dedicado a la compra-venta de libros desde hace más de 30 años en Guadalajara, la venta de libros apócrifos no es una práctica regular en nuestra ciudad, además, debido a la similitud entre libros legales y piratas, ésta práctica es difícil de detectar: “Yo creo que sí debe haber (venta de libros apócrifos), pero si para alguien que tiene tiempo vendiendo a veces es difícil detectarlos, para el común de la gente pues no, no se dan cuenta”.
“Todavía en los discos es más fácil detectarlo porque hasta el color del disco varía o cambia del original, pero papel pirata no existe, entonces el papel es original, lo que pudiera ser pirata en todo caso es que no pagan derechos o impuestos, no sé, eso podría ser la piratería pero todo lo demás, los implementos son originales, tintas, papeles”.
Para Sayri Karp Mitastein, directora de la editorial universitaria de la Universidad de Guadalajara (UdeG), otra forma de piratería de libros es la que sucede alrededor de algunas escuelas preparatorias, donde prolifera la venta de guías de estudio, que son fotocopias de las guías originales: “y eso también es una manera de piratería, porque están haciendo un uso lucrativo con esas fotocopias”.
“Otra manera en la que nosotros hemos visto la piratería es que de repente han surgido pequeñas editoriales que copian parte o casi todo el contenido de ciertas guías o la manera en que éstas están hechas, las ponen en otra presentación y también las venden”, abunda la directora.
Durante un recorrido por algunos lugares donde es conocida la venta de libros apócrifos, se pudo constatar que el precio de algunos títulos que según la Caniem son objeto frecuente de piratería, es de casi 50% por debajo del precio encontrado en algunas librerías establecidas.
En algunos puestos del Tianguis Cultural que se pone los sábados frente al Parque Agua Azul, la novela Cien años de soledad, del Premio Nobel de literatura Gabriel García Márquez, tiene un costo promedio de 120 pesos, mientras que esa misma edición tiene un precio promedio de 250 pesos en las librerías establecidas.
El cartel de los sapos, de Andrés López López, tiene un costo promedio de 230 pesos, mientras que en dicho tianguis, es de 150. En ese lugar la novela Azteca, de Gary Jennings, tiene un costo promedio de 150 pesos, mientras que en una librería su valor es de 240. Crepúsculo, escrita por Stephenie Meyer, tiene un costo promedio de 120 pesos en el Tianguis Cultural, mientras que en las librerías establecidas su cuantía es de 230 pesos.
En ese lugar, los libros de la saga de Harry Potter, de J.K. Rowling, presentan el mismo costo promedio que en las librerías.
En el tianguis conocido como “El Baratillo”, que se pone los domingos a lo largo de las calles 36 y 38 así como a sus alrededores, la lista de precios parece no variar respecto al Tianguis Cultural. Recorriendo su amplia extensión, esta casa editorial pudo constatar que la venta de libros no es precisamente la actividad comercial más popular de ese lugar y menos tratándose de ejemplares nuevos.
Sin embargo, un comerciante de libros ubicado sobre la calle Chimborazo esquina con la calle 40, asegura poder conseguir los tomos 1 y 2 de Harry Potter en 50 pesos, es decir, alrededor de una tercera parte de su costo promedio en librerías. No obstante, aclara, ese precio está condicionado a la compra más de 100 ejemplares: “200 ó 300, los que me pidas”.
Al ser interrogado sobre la razón del bajo costo de sus libros en relación con su precio en los negocios establecidos, dijo existir un acuerdo entre las casas editoriales con los distribuidores de su tipo, “para llevar la cultura a toda la población” ofreciendo su producto a un menor costo. Señaló también que los libros que oferta no tienen ningún defecto de fabricación, y ser idénticos a cualquier otro ejemplar.
En esa misma calle, otro comerciante de libros usados y nuevos quedó sorprendido del costo de los libros de Harry Potter que ofrecía la competencia puestos atrás: “50 pesos, a eso no los conseguimos ni nosotros. De seguro son piratas, hace como dos meses parece que había muchos por aquí”.
“Si están más baratos quién sabe de dónde los saque, pero luego, luego uno se da cuenta de que son piratas. También luego uno se quema con los clientes si vende eso porque algunos salen con hojas sin imprimir o todos chuecos”, agrega el librero.
Cabe destacar que durante dicho recorrido no fue posible distinguir alguna diferencia palpable o visible entre los libros consultados dentro del Tianguis Cultural y “El Baratillo”, y los libros que fueron consultados en las librerías establecidas.
Libros más pirateados, según la Caniem
· ¿Quién se llevó mi queso?, de Spencer Johnson
· Crónicas malditas, de Olga Wornat
· Dios mío, hazme viuda por favor, de Josefina Vázquez Mota.
· Caballo de Troya, de Juan José Benítez
· El caballero de la armadura oxidada, de Robert Fisher
· Libros de Paulo Coelho, Carlos Cuauhtémoc Sánchez, Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez
La pena
El Código Penal Federal establece de tres a 10 años de prisión y una multa que va de los 100 mil hasta el millón de pesos por producir, reproducir o distribuir obra protegida por los derechos de autor.